Karina Milei y referentes del PRO sellaron un acuerdo electoral en la Ciudad de Buenos Aires para las elecciones legislativas del 26 de octubre. El pacto establece que ambas fuerzas compartirán listas en el distrito, pero bajo condiciones claramente favorables a La Libertad Avanza (LLA), que logró imponer su impronta tanto en la estética como en la definición de candidaturas.
En una negociación llevada con sigilo y firmeza desde el entorno presidencial, La Libertad Avanza aseguró los lugares estratégicos en las listas legislativas. Según lo acordado, el espacio oficialista ocupará los dos primeros lugares de la boleta para el Senado por la Ciudad y se quedará también con los primeros puestos en la lista de diputados nacionales. En contraste, el PRO accedió a los puestos quinto y sexto entre los candidatos a diputados, lugares aún con posibilidades de ingresar, pero claramente por debajo en la jerarquía.
Uno de los puntos más significativos del entendimiento es que la boleta electoral será completamente violeta y estará identificada únicamente con el sello de La Libertad Avanza. No habrá colores, logotipos ni menciones al PRO, lo que marca una subordinación simbólica del espacio fundado por Mauricio Macri, aún cuando forma parte de la fórmula electoral.
Además, el PRO aceptó otra condición impuesta por LLA: todos los candidatos macristas incluidos en la lista deberán respaldar sin reservas el proyecto legislativo del presidente Javier Milei. Esto implica no solo disciplinamiento interno, sino también la renuncia a posturas autónomas en el Congreso, en caso de resultar electos.
La negociación fue liderada directamente por Karina Milei, hermana del mandatario y figura clave del armado político oficialista. La dirigente se mantuvo firme en cada una de las condiciones impuestas y, en la práctica, desplazó a los interlocutores tradicionales del PRO, incluidos operadores históricos de peso. Desde el entorno del expresidente Macri hubo aceptación estratégica del acuerdo, con la intención de no quedar fuera del juego electoral porteño, especialmente después de la dura derrota sufrida en mayo, cuando el macrismo fue ampliamente superado por la fuerza libertaria.
El entendimiento entre ambos espacios se firmó a contrarreloj, apenas dos días antes del cierre del plazo para inscribir alianzas de cara a los comicios. Este marco de urgencia también explica la velocidad con la que el PRO debió ceder ante las demandas del oficialismo, sin posibilidades reales de negociar en pie de igualdad.
El acuerdo refuerza el control político que LLA ejerce actualmente sobre la Ciudad de Buenos Aires, no solo por la intención de voto consolidada, sino también por su capacidad de subordinar a otras fuerzas en su estrategia electoral. Este modelo, ya replicado en otras provincias como Buenos Aires, indica una voluntad de uniformar la marca electoral nacional de cara a octubre, bajo una única identidad: la del oficialismo libertario.
Dentro del PRO, el pacto generó tensiones. Algunos sectores lo consideran una concesión excesiva, al punto de que el partido queda prácticamente diluido en la oferta electoral de la Ciudad. Sin embargo, otras voces más pragmáticas señalaron que el escenario no ofrecía margen para competir por separado, dado el retroceso que han mostrado en las encuestas y en las urnas. El temor a quedar fuera de todo reparto legislativo terminó inclinando la balanza.
En cuanto a los nombres que ocuparán los lugares disponibles para el PRO en las listas, aún no se han oficializado. Se mencionan posibles figuras cercanas al macrismo, pero su inclusión dependerá del aval final de Karina Milei, quien se reserva el derecho de veto sobre cualquier postulación, incluso dentro del acuerdo ya firmado.
La Libertad Avanza intenta extender este esquema de asociaciones a diferentes regiones, siguiendo una lógica de integración subordinada de aliados electorales. Más que una coalición tradicional, la táctica parece dirigida a formar una estructura centralizada con un control vertical fuerte, teniendo al oficialismo como eje principal.
Este pacto en la Ciudad, debido a su importancia y destaque político, representa un indicativo evidente del rumbo que está tomando la estructura nacional del oficialismo. Con el PRO cediendo en cuestiones programáticas, simbólicas y tácticas, Javier y Karina Milei refuerzan su influencia sobre el sector de la derecha en Argentina.