El campo, entre la calma y la tensión: claves económicas actuales

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El ámbito agropecuario enfrenta una situación donde se mezcla la estabilidad de los precios con retos persistentes en comercio e infraestructura. Aunque los índices de inflación reflejan una moderación en los precios de los alimentos, la política de aranceles a nivel mundial y las propuestas de privatizar el transporte ferroviario provocan expectativas y precaución.

Durante los últimos tres meses, los costos de los alimentos han aumentado a un ritmo más lento que el índice global. En mayo, la subida fue del 0,5 % en comparación con el 1,5 % del índice general. En junio, esta tendencia se mantuvo con un incremento del 0,6 % frente al 1,6 %. Para julio, se estima que el aumento en este sector será aproximadamente del 1,1 %, mientras que el índice global podría alcanzar el 1,8 %. Estos informes contradicen la noción de que el costo de vida está impulsado únicamente por el alza de precios en la cesta de alimentos.

El sector agropecuario experimentó un crecimiento después de un tiempo de variabilidad climática. Las precipitaciones adecuadas y el clima templado facilitaron un incremento en la producción agrícola y en el suministro de carnes, lo cual mejoró la disponibilidad y ayudó a mantener los precios estables. Este crecimiento también resultó en un mayor acceso a productos alimenticios para las familias: la capacidad de compra del ingreso en este ámbito se incrementó entre 17 % y más del 60 % en comparación con su nivel más bajo observado en marzo de 2024.

En la distribución interna, los comercios de cercanía ganan terreno frente a los grandes hipermercados, gracias a una mayor flexibilidad para ajustar precios y adaptarse a la demanda.

El frente externo: alivio parcial y focos de conflicto

En el ámbito global, las conversaciones entre Estados Unidos y China facilitaron la disminución de las tensiones relacionadas con los aranceles. Ambas naciones decidieron reducir tarifas: Washington las disminuyó del 145 % a cerca del 30 %, mientras que Pekín ajustó del 125 % a alrededor del 10 %. No obstante, algunos aspectos aún no están solucionados y hay negociaciones pendientes que podrían alterar la situación.

Con Brasil, por el contrario, los vínculos comerciales presentan inflexibilidad. Estados Unidos estableció un arancel del 50 % sobre sus exportaciones, excepto en sectores como maquinaria, energía y metales. Esto fuerza a Brasil a redistribuir entre 350.000 y 400.000 toneladas de producción que ya no se dirigirán al mercado estadounidense, lo cual podría afectar los precios y la competitividad en la región.

China, que adquirió unas 600.000 toneladas de productos brasileños el año pasado, podría ser una vía de escape para parte de esa oferta, aunque no sin tensiones en el mercado. Entre las alternativas discutidas figura el uso de infraestructura logística argentina para reexportar hacia Estados Unidos y así evitar el impacto arancelario, aunque la escasez de insumos, el mayor costo del transporte y las restricciones de cuota complican el plan.

La privatización de los ferrocarriles: desafíos y beneficios

El transporte ferroviario de cargas está en el centro del debate por el anuncio de un proceso de privatización. La iniciativa busca vender unidades y licitar trazas, con la promesa de destinar lo recaudado a un fideicomiso para mejorar la infraestructura concesionada.

El foco principal está en el Belgrano Cargas, vital para el traslado de granos, aunque también se incluyen líneas estratégicas como el San Martín —clave para minería y energía— y el Urquiza —especializado en arroz, madera y celulosa—. En provincias como Entre Ríos se han anunciado obras de rehabilitación, aunque persisten dudas sobre si responden a necesidades técnicas o a intereses políticos.

Más de 180 vagones para transporte de granos llegaron recientemente al país como parte de una renovación de flota, lo que anticipa movimientos en el sector. Empresas exportadoras y mineras se perfilan como principales interesadas, pero la apertura a competidores internacionales y la segmentación por vagones, locomotoras, trazas y talleres auguran un proceso complejo.

Un balance delicado

El contexto presente une elementos de tranquilidad —tales como la estabilidad en los precios de los alimentos y el repunte de la producción— con presiones que surgen de la reorganización del comercio internacional y la modificación de la infraestructura ferroviaria. El sector agrícola se sitúa en un momento crucial, donde la posibilidad de aprovechar la estabilidad está junto con la urgencia de ajustarse a un escenario económico que puede alterarse velozmente.

Por: Pedro Alfonso Quintero J.

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