La cercanía del 17 de agosto, fecha límite para cerrar listas de candidatos a las elecciones legislativas de octubre, tensiona al entorno del Presidente. La estructura del Gobierno se reorganiza y todo ministro se encuentra hoy bajo el signo del interrogante: ¿sigue en su cargo o arranca en campaña?
Uno de los nombres que emergen con fuerza es el de la ministra de Seguridad. Aunque al principio rehusaba la idea, finalmente aceptó encabezar la boleta de senadores por la Ciudad. Se comenta que evalúa alinear a su círculo de confianza, asegurando dos lugares con expectativa de entrar para renovar bancas en Buenos Aires. Incluso se rumorea que hay una estrategia para respaldar a Sabrina Ajmechet en la Cámara baja. En la provincia, apunta a posicionar figuras cercanas al PRO, aunque enfrentaría oposiciones internas que complican ese armado.
Mientras tanto, los responsables de las carteras de Economía y Desregulación emergen como probables candidatos. El primero ha incrementado su visibilidad política con comentarios que encontraron eco incluso entre los miembros del oficialismo, aunque su círculo asegura que no tiene intención de dejar su posición actual. El segundo, a pesar del reciente contratiempo en el ámbito legislativo, tampoco mostraría interés en integrarse a la campaña: prefiere permanecer «donde está», según personas cercanas.
También se especula acerca de un economista del equipo técnico, quien es director en el Banco Central, y que podría postularse como segundo candidato al Senado. La intención sería ofrecer respaldo desde una posición menos visible, mientras el ministro principal continúa en su cargo.
Algunos actores del gabinete quedaron fuera del juego electoral… por ahora. El jefe de Gabinete no figura entre los candidatos y se lo valora más por su papel como articulador institucional, clave para evitar más roces con el Congreso. La ministra de Capital Humano tampoco tiene intenciones de competir: su foco sigue centrado en su gestión de fondo. Entre los nombres más expuestos por el desgaste en Justicia suena la posibilidad de un recambio, aunque no por vocación electoral.
En cuestiones de Defensa, el responsable afirmó que actuará «donde el Presidente lo indique». Su relación estrecha con líderes radicales, como su hermana, influye en su imagen política, aunque no se proyecta actualmente como candidato oficial. En el ámbito de Salud y Cancillería tampoco se presentan aspirantes: el canciller mantiene un perfil discreto, mientras que en Salud la prioridad sigue siendo la gestión interna.
Sin embargo, el impulso no está restringido a las candidaturas. La organización de las listas es gestionada desde la Secretaría General: la persona que ocupa este puesto se ha establecido como un elemento crucial al decidir sobre los nombres, la dirección y las fidelidades. En un contexto de conflictos internos, no dudó en lanzar advertencias: criticar las elecciones en la formación política, afirmó con firmeza, es equivalente a atacar la misma estrategia presidencial.
Este enfoque firme ya ha enviado indicios en las decisiones del gabinete: algunas agrupaciones, previamente relevantes, han sido removidas. La estructura de mando actual se centra evidentemente en el Presidente y su fiel asesor electoral. La consistencia interna, mencionaron, no está sujeta a discusión; la disciplina, casi nadie la pone en duda.
En unos días se finalizará formalmente la lista de September, mostrando un gabinete en proceso de cambio: algunos se alistan para las elecciones, otros se oponen a las modificaciones y unos pocos no están en la mira. Cada determinación impactará no solo la campaña, sino también el porvenir político en el Ejecutivo y el Congreso. El conjunto de piezas está listo; cada movimiento se hará en el instante preciso, bajo la supervisión de un centro político atento y decidido.