Después de más de seis décadas, los restos de Dennis “Tink” Bell, un joven explorador británico desaparecido en 1959 durante una expedición en la Antártica, han sido finalmente hallados. El descubrimiento se produjo gracias al intenso deshielo del glaciar Ecología, donde Bell sufrió un accidente mortal mientras trabajaba para la organización que hoy forma parte del British Antarctic Survey. Su hallazgo proporciona un cierre esperado para su familia y revive la memoria de quienes contribuyeron al temprano trabajo científico en el continente helado.
Un accidente trágico en la Antártica
Dennis Bell, de 25 años, perdió la vida al caer en una grieta mientras realizaba un viaje de reconocimiento en medio del invierno antártico, pocas semanas después de celebrar su cumpleaños. Su compañero en la expedición, Jeff Stokes, contó que Bell se esfumó en la nieve mientras trataba de motivar a los perros del trineo, pero la cuerda de seguridad se rompió y volvió a caer, sin chances de ser rescatado. Los informes del British Antarctic Survey detallaron el accidente, explicando las condiciones extremas, la nieve espesa y el estado de ánimo decaído en el campamento tras el reciente fallecimiento de otro integrante de la expedición, Alan Sharman.
El desafortunado evento generó una profunda pérdida en la familia de Bell. Su hermano David rememora haber recibido la noticia mediante un telegrama en Harrow, Londres, y expresa el fuerte impacto emocional que tuvo en sus padres. Sin una ceremonia fúnebre ni un cierre oficial, la familia quedó con una sensación de vacío y dudas.
Una vida dedicada a la exploración polar
Dennis Bell nació en 1934 y desarrolló una carrera en la Fuerza Aérea británica antes de formarse como meteorólogo. Posteriormente se unió al Falkland Islands Dependencies Survey, realizando trabajo científico en la isla Rey Jorge durante dos años. Su labor incluía lanzar globos meteorológicos, enviar informes de radio cada tres horas y mantener el almacén de alimentos durante el invierno. Bell también destacó por su habilidad como cocinero y por su afición a los perros husky, contribuyendo a la cría de varias camadas para las expediciones de trineo.
Compañero alegre, trabajador y conocido por su sentido del humor, Bell dejó una impresión duradera entre sus colegas y en los registros históricos de la organización. Participó activamente en el mapeo topográfico de la isla, ayudando a elaborar algunos de los primeros mapas detallados de la región.
El hallazgo tras el derretimiento del glaciar
El 29 de enero de este año, un equipo de investigadores polacos de la Estación Antártica Polaca Henryk Arctowski descubrió restos humanos en el glaciar Ecología, junto con objetos personales como un reloj de pulsera, una radio y una pipa. La ubicación exacta había cambiado debido al movimiento natural del glaciar, que ha sufrido un intenso deshielo en los últimos años. Los restos fueron recuperados cuidadosamente en varias expediciones, en un terreno extremadamente peligroso, caracterizado por grietas y pendientes pronunciadas.
El hallazgo no solo brinda un cierre emocional para los parientes de Bell, sino que también facilita una revisión de la participación de los pioneros en la Antártica y destaca el trabajo científico realizado en condiciones extremas a lo largo de los años.
Reconocimiento y legado
David Bell, de 86 años, manifestó su agradecimiento a los científicos polacos que permitieron el descubrimiento y destacó la relevancia de traer de vuelta a su hermano al hogar familiar. Dame Jane Francis, la directora del British Antarctic Survey, rememoró a Dennis Bell como “uno de los numerosos valientes que participaron en las primeras investigaciones científicas y exploraciones de la Antártica en circunstancias extremadamente difíciles”.
El regreso de Dennis Bell ofrece finalmente un cierre esperado, permitiendo a sus familiares organizar una despedida formal y rendir homenaje a su valentía y dedicación. Este hallazgo pone de relieve el valor histórico y científico de los exploradores británicos en la región polar y cómo, incluso décadas después, el cambio climático puede revelar secretos del pasado que permanecían ocultos bajo el hielo.